27.1.10

"Daddy Nostalgie" de Bertrand Tavernier.

Bertrand Tavernier es uno de los directores franceses contemporáneos más conocidos y apreciados en España. Películas como "La vida y nada más" o "L627" fueron éxitos de crítica y público, aunque lleva ya unos años sin dar en la diana. El otro día tuve el placer de recuperar una pequeña joya algo olvidada en su filmografía, "Daddy Nostalgie", de 1990.


Es la historia de una mujer en la cuarentena que intenta establecer una relación especial con su padre, al que queda claramente poco tiempo de vida por una enfermedad cardíaca. Él vive completamente absorbido por los recuerdos de un tiempo (los años cincuenta, más o menos) que le dio los mejores años de su vida, una época de viajes a América y al lejano Oriente, de fiesta permanente y mujeres guapas, de diversión despreocupada. Su hija no hace gran cosa para luchar contra esa nostalgia e incluso le confiesa que ésa es la época que le hubiera gustado vivir, pero le duele recordar que, en esa gran época de diversión, él era también un padre inexistente y distante.

Esa tensión dramática entre el recuerdo nostálgico del padre y el recuerdo doloroso de la hija, con el añadido de la cercanía de la muerte, es la base del guión, dando pie a toda una serie de escenas memorables interpretadas por Jane Birkin (cuyo padre en la realidad estaba enfermo) y Dirk Bogarde (en su último papel, poco antes de morir), como si habitaran los personajes. La madre aporta un contrapunto cómico y algo patético, que permite al conjunto encontrar un equilibrio envidiable: las escenas de griterío familiar entre la hija y la madre son realmente divertidas y permitir descargar la tensión de la muerte cercana. El guión es de la ex-mujer de Tavernier y relata la historia de su relación con su propio padre en los últimos meses de la vida de éste. De hecho, suena a verdad desnuda, a trozo de vida atrapado en vivo.


Como siempre, Tavernier opta por una realización elegante, alejando la cámara y permitiendo a los actores que se muevan y respiren, introduciendo regularmente movimientos de cámara muy conseguidos, que atrapan el espíritu de las horas que transcurren en esa casa del Sur de Francia con vistas al mar. Tavernier tiene un ojo infalible: da la impresión de que casi siempre encuentra la imagen adecuada para cada momento, para transmitir la historia de la manera más justa posible. También él aporta sus pequeñas verdades al guión, con personajes secundarios y frases sueltas, atrapadas en un bar cualquiera.


"Daddy Nostalgie" nos sumerge en la inquietud de observar cómo todo un mundo se escapa, pero lo hace con la dulzura de la nostalgia y sobre todo con la fascinación por la belleza, encontrando el tono justo, entre melancólico y redentor. 

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