11.9.08

Sarah Palin, conservadora, madre trabajadora.

Ha pasado ya una semana desde que John McCain presentara a su candidata a la vicepresidencia, Sarah Palin, gobernadora de Alaska. A pesar de una serie de revelaciones tempranas que parecían indicar que se trataba de una elección muy equivocada, lo cierto es que parecen formar un muy buen equipo y esta madre de cinco hijos ha electrizado su candidatura.


La elección del "running mate" sigue un principio muy sencillo: debe completar al candidato y en particular cubrir sus defectos. McCain tiene dos grandes defectos. Para empezar, es demasiado viejo, de eso no cabe duda: tiene 72 años y alguien ha creado una página web que se dedica a recopilar cosas y personas que son más jóvenes que él, entre los cuales se encuentra Dick Cheney... Su segundo gran defecto es que no es lo suficientemente conservador en temas sociales. Mal acostumbrados después de ocho años con Bush, los movimientos conservadores que constituyen una parte importante de la base electoral del Partido Republicano, muestran un gran escepticismo hacia McCain, un candidato que se ha mostrado a favor del matrimonio homosexual, que no es particularmente firme en su condena del aborto, que se ha divorciado varias veces... En fin, un desastre.

Por lo tanto, Palin. Sarah Palin es joven (tiene 44 años), es muy firme en sus convicciones conservadores y además es mujer. El hecho de que provenga de Alaska es un plus en un momento en que McCain intenta un delicado juego de equilibrismo: robar a Obama el mensaje anti-establishment del "cambio" a pesar de ser el candidato del partido que gobierna desde hace ocho años y de haber recibido el apoyo explícito del presidente a su candidatura. Su status de perenne "maverick" del partido lo hace relativamente creíble, pero la elección de Palin como compañera de ruta refuerza sus argumentos. Viniendo de tan lejos, Palin da una impresión incluso geográfica de querer ir a Washington para cambiar las cosas.

Creo que esta viñeta de Tom Toles para el Washington Post (Jueves 5 Sept.) refleja muy bien la incredulidad de los liberales ante esa estrategia: McCain dice "Cuidado Sr. Bush. A excepción de la política económica, la política energética, las cuestiones sociales, la política fiscal, la política internacional, las nominaciones a la Corte Suprema y las políticas al estilo de Karl Rove, vamos allí a darle la vuelta a las cosas." Y abajo, añade: "Y gracias por su apoyo a mi candidatura".



Pero creo que hay algo intrigante en el conservadurismo femenino de esta mujer. Palin está intentando casar su imagen de mujer política dura, fiel a sus principios y trabajadora hasta la extenuación con la de madre matrona de familia numerosa. En España, la experiencia de Carme Chacón, primero como candidata embarazada a las elecciones en Marzo y luego como parturienta y madre a la par que ministra de Defensa, nos ha parecido la continuación lógica de una tradición política que asimila la idea de madre trabajadora al movimiento progresista. En otras palabras, nos gusta pensar que los progresistas defendemos la integración de la mujer al mercado laboral y la compatibilidad de la carrera profesional con los deberes familiares, conceptos que necesariamente implican también una revisión del papel tradicional del hombre en el hogar, mientras los conservadores defienden una visión más tradicional de la mujer ama de casa: niños, cocina e iglesia, como dicen los alemanes.

Creo que el caso de Palin demuestra que ciertos aspectos del feminismo que sentimos como patrimonio de la izquierda están intengrándose en el "mainstream", pasando a formar parte de la cultura cívica democrática y que el conservadurismo se los puede apropiar de manera legítima, dándole además un toque propio.


Siendo Gobernadora de Alaska, Sarah Palin escondió su último embarazo hasta el octavo mes y, horas antes de parir en su propia ciudad, se encontraba dando un discurso en la otra punta del país, en Texas, a diez horas de viaje con un cambio de avión incluido. Según se dice, Palin fue a echar el discurso habiendo roto aguas horas antes. Tres días después de parir, volvió al trabajo, lo cual ya es tres veces más que tras su anterior parto. Para compensar, su marido cogió una baja de varias semanas, como ya ocurrió tras los cuatro partos anteriores. Lo más importante, desde el punto de vista de su imagen como candidata, es el hecho de que ella supiera que su hijo tendría síndrome de down y se negara a abortar. Cuando tiene a su hijo en brazos delante de una muchedumbre, ofrece en realidad la prueba palpable de sus convicciones antiabortistas.

Creo que la izquierda se tiene que acostumbrar a que la derecha acabe por robarle este tipo de ideas y entender que eso le obliga a generar constantemente nuevas ideas que definan su identidad.

Post-scriptum: Por cierto, me da la impresión de que cada vez hay más mujeres de izquierdas que, extenuadas por el esfuerzo de compaginar maternidad y carrera profesional, reniegan de la idea de la mujer trabajadora. No es que nadie me fuerce, dicen, es que quiero ser ama de casa. No las culpo.

4 comentarios:

Unknown dijo...

De Palin hay algunas cosas que me parecen especialmente significativas. Lo más inquietante es que pertenece a la categoría de fanáticos religiosos que pretenden imponer valores religiosos promoderno en el espacio público. Frente a los que sostienen que Dios ha muerto, ellos sin embargo que a quien hay que asesinar es a Spinoza. Me parece inquientante que al igual que el fanatismo islámico piensen que sus valores religiosos no pertenecen al ambito de los privado sino que pretendan que formen parte de las leyes de los hombres. Por otra parte, me parece obsceno la exhibición de su hijo con síndrome de Dowm como apoyo de su discurso electoral, o su arrogancia ante el evidente fracaso de su integrismo que supone el embarazo de su hija adolescente. Que alguién que, contra toda prueba científica, sotenga fanáticamente que procedemos de Adán y Eva,sólo pone de manifiesto que probablemente lo más letal del ataque contra occidente del fanatismo religioso del islamista haya sido que muchos ciudadanos de la más poderosa democracia de occidente quieran ser gobernados por fanáticos religiosos de convicciones muy parecidas a la de los extremistas que quieren combatir.

Nacho Asenjo dijo...

Gracias por tu comentario.

A mí también me parece un personaje siniestro y preocupante, pero en el post intento analizarla como fenómeno de un modo más o menos objetivo.

Francamente, no vería yo una conexión con el 11-Sept. Eso ha llevado a una obsesión por la seguridad, incluso en perjuicio de libertades fundamentales, pero este conservadurismo ultrarreligioso siempre ha existido en EEUU. Yo creo que Bush (apoyado en Karl Rove) ha conseguido darle algo más de coherencia que lo ha convertido en una fuerza política mayor del Partido Republicano en perjuicio de otras facciones más moderadas. Pero es una tendencia de largo aliento, que se ha apoyado en las mayoría en el Congreso desde 1994: acuérdate de Newt Gingrich y del Impeachment contra Clinton por el caso Lewinski...

Por otras vías me has dicho que Palin te parece el fin de la modernidad. Quizás eso sea dar en el clavo: el feminismo conservador sería uno de los máximos exponentes de post-modernidad, esos cambios que uno ya no sabe decir si nos llevan hacia delante o hacia atrás. Es que se acabó la linea recta de la modernidad, verdad?

TVD dijo...

Hola Nacho,

Escribes a velocidad supersónica y a parte de leerte, que siempre es un placer, cuesta seguirte el ritmo para comentar…Pero este post me interesa especialmente, porque tratas un tema al que doy muchas vueltas últimamente, tanto porque me afectará personalmente –espero- próximamente, como por la actualidad política que presenta el tema y por su importancia social perenne.

Me preocupa la identificación que se está haciendo entre la imagen de mujer embarazadísima-supertrabajadora saltando de avión a avión y de misión en misión o de mitin y mitin y conceptos como igualdad de género o integración ‘total’ de la mujer en el mercado laboral. Y es que en la Inglaterra de Dickens, dejarían de ir a trabajar las embarazadas a las fábricas? Tendrían jornada reducida antes y después de parir? Se las apartaría de las áreas con sustancias peligrosas? Podrían disfrutar de una baja por maternidad suficientemente larga como para poder fortalecer a su bebé y confiarlo en su nuevo mundo o tendrían que reincorporarse al día siguiente de dar a luz? Podrían reintegrarse en sus puestos meses después de dar a luz si hubiesen creído necesitar este tiempo para atender a sus recien nacidos?

Me parece muy bien que quien quiera trabajar justo antes y justo después de parir pueda elegir hacerlo, pero creo que es perverso que nos muestren a estas mujeres como modelo de modernidad, que se de la imagen de que conciliar maternidad y trabajo supone que 1) nadie te pueda echar del trabajo pero que a cambio 2) tengas que trabajar más que el resto: osea, me preocupa que nos intenten meter en una fábrica victoriana moral.

Integrar a la mujer en el mercado laboral no es hacerla un hombre con ovarios, que tenga que esconder sus diferencias y además de trabajar como un hombre en la oficina, después tenga que trabajar como una mujer en casa y ocuparse de los niños. Integrar a la mujer en el mercado laboral supone adaptar el mercado a sus necesidades, no al revés! En este sentido, no creo que tengamos que mirar a Sarah Palin o a Carme Chacón como modelos de feminismo, sino a los países del norte de Europa, donde las facilidades dadas para tener hijos y cuidarlos mientras son bebés (tanto para las madres como para los padres) consigue la deseada conciliación entre trabajo y familia y, sobre todo, consigue que las familias puedan cuidar y dar afecto a los hijos cuando son pequeños más allá del momento de meter la leche materna en la nevera de la guardería y el momento de la toma nocturna.

Hace algunos meses leí que Madeleine Albright había dejado su carrera apartada unos años para atender a sus hijos pequeños. Sería verdaderamente un progreso si se consiguiese que las mujeres trabajadoras pudiesen optar por dedicarse un tiempo a sus bebés y cuando intentasen volver al mercado laboral, no estuviesen estigmatizadas por ello y les fuese fácil mostrar su valía y reintegrarse con toda la vitalidad, la energía, la serenidad y las ganas de trabajar de quien tiene que alimentar a una familia.

Nacho Asenjo dijo...

Querida,

muchas gracias por tu comentario. Me ha parecido muy interesante, siempre es importante tener una perspectiva femenina de estas cosas.

Yo tampoco creo que los grandes esfuerzos que se supone que hace Sarah Palin (y que se encarga de filtrar rápidamente a la prensa) constituyan el modelo a seguir por cualquier mujer que quiera ver sus derechos respetados y sentirse tratada como una igual en todos los aspectos de su vida social y profesional.

Creo que mucha gente te diría que son las pioneras, que son las que están abriendo camino y que estas historias de sacrificio personal son necesarias para que avance la causa de las mujeres. Pero yo creo que es muy peligroso establecer estas historias como modelos, dar a entender que una mujer, si quiere triunfar en su profesión tiene que levantarse e ir a trabajar nada más parir.

No es sólo injusto para ella, creo que es malo para el conjunto de la sociedad. Un niño necesita amor y necesita ser educado y para que haya una familia tiene que existir la posibilidad que uno de los dos padres pase mucho tiempo en casa. Por eso, como bien dices, el modelo nórdico es sin duda el único que se puede seguir si se quiere integrar a la mujer en el mercado laboral (lo cual es muy importante también para que la economía avance): el Estado y las empresas tienen que cargar con los gastos.

Una de las características del feminismo (y quizás en general del movimiento progresista) es una forma de exigencia muy particular: tienes derechos, tienes que luchar por ellos. Eres una mujer, tienes que trabajar y ser madre a la vez. Es una concepción de la libertad llena de obligaciones, una vieja paradoja.

Yo espero que haya muchas Madeleine Albrights y que no tengamos una sociedad llena de niños educados por la videoconsola.