Poemario de las islas /7
Llegada a Iraklio (ciudad de heracles)
Ya un disco rojizo se insinúa
entre los grisores fatigados por el viento.
Allá, sobre acantilados, un pueblo
se ilumina como un día que despierta.
Nosotros emergemos apenas del sopor
de la madera envuelta en la brisa,
la tierra que avanza entrando en los ojos,
el espinazo torcido, reclamando el pan.
Las aguas infinitas (ya azules) se platean
en caprichosas praderas de luz,
bañadas por el halo de una Anunciación.
Apenas quedan pañuelitos bajo
el horizonte: algunas arrugas embellecen
el manto sosegado.
Siento que alzamos
las cabezas y, rectos como íes, volvemos
a poseer el cielo con los ojos.
Semidioses, nos pretendemos,
orgullosos como nuestra catedrales.
Cethymno-Heraklion, 28 Enero 2003.
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22.7.07
23.6.07
Poemario de las islas /6
Media el invierno en Creta.
Ni el mar blanquiverde, ni el cielo,
entre griáceo y albino, se tiñen
del estival azul. Incluso la montaña,
allá en lo borroso, aparece bañada
por el tinte putificador. Las olas
no lamen sino muerden pálidas
rocas; el viento azota las palmeras
y en la aurora, la helada amenaza
los frutos, allá en el triste, olvidado
campo. Aquí, sobre las aceras,
cretenses cabizbajos y abrigados
sortean las fuerzas que veneran
los orgullosos minaretes
y majestuosos campanarios, erguidos
cual Prometeos.
Avanzan los negros
y ancianos lutos hacia las blancas
iglesias en penumbra, cara al viento,
remando lejos de la marea, mientras
juegan los niños en los patios encharcados,
eufóricos en la humedad, ignorantes
aún de la Historia que habrán de arrastrar,
del peso que lastrará sus pies en el
hercúleo camino hacia el futuro.
La llanura de olivares.
cortijos descompuestos y flamantes
chalés y cañaverales y hoteles fuera
de estación, la carretera y el polvo
de los caminos; verdes campos,
urbanizaciones crema.
Y sobre todo ellas,
las viajeras nubes de la borrasca,
como una amenaza caprichosa. Ya cayó
el invierno sobre el silencio de Creta.
Rethymno-Heraklion, 28 de enero 2003
Media el invierno en Creta.
Ni el mar blanquiverde, ni el cielo,
entre griáceo y albino, se tiñen
del estival azul. Incluso la montaña,
allá en lo borroso, aparece bañada
por el tinte putificador. Las olas
no lamen sino muerden pálidas
rocas; el viento azota las palmeras
y en la aurora, la helada amenaza
los frutos, allá en el triste, olvidado
campo. Aquí, sobre las aceras,
cretenses cabizbajos y abrigados
sortean las fuerzas que veneran
los orgullosos minaretes
y majestuosos campanarios, erguidos
cual Prometeos.
Avanzan los negros
y ancianos lutos hacia las blancas
iglesias en penumbra, cara al viento,
remando lejos de la marea, mientras
juegan los niños en los patios encharcados,
eufóricos en la humedad, ignorantes
aún de la Historia que habrán de arrastrar,
del peso que lastrará sus pies en el
hercúleo camino hacia el futuro.
La llanura de olivares.
cortijos descompuestos y flamantes
chalés y cañaverales y hoteles fuera
de estación, la carretera y el polvo
de los caminos; verdes campos,
urbanizaciones crema.
Y sobre todo ellas,
las viajeras nubes de la borrasca,
como una amenaza caprichosa. Ya cayó
el invierno sobre el silencio de Creta.
Rethymno-Heraklion, 28 de enero 2003
16.6.07
Poemario de las islas /5
Hoy está embravecida la pacífica mar
de mi infancia. Encararla quisiera
mientras escupe su desprecio sobre
doloridos malecones. Sin embargo,
me siento en la distancia y perplejo
la escruto. Olas, espuma rabiosa,
olas de un verde zafiro cabalgan
hacia las rocas, suicidas ballenas.
Atónitos, nosotros las tememos,
nos refugiamos; huimos de las brutales
entrañas maternales.
Rethymno, 27 de Enero 2003
Hoy está embravecida la pacífica mar
de mi infancia. Encararla quisiera
mientras escupe su desprecio sobre
doloridos malecones. Sin embargo,
me siento en la distancia y perplejo
la escruto. Olas, espuma rabiosa,
olas de un verde zafiro cabalgan
hacia las rocas, suicidas ballenas.
Atónitos, nosotros las tememos,
nos refugiamos; huimos de las brutales
entrañas maternales.
Rethymno, 27 de Enero 2003
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22.4.07
Poemario de las islas /4
Por las angostas callejas desiertas,
en la quietud que persigue a la violenta
tormenta, sobre las caducas hojas del ocre
Otoño, fugaz, como el barro en el mar, como
lo que fue y será. Por entre el aire húmedo
y puro, mientras resopla el cielo cual
toro cansado, en círculos asciendo hacia
el refugio de los muertos, domino
los tejados y las trepaderas, los venecianos
palacios y el farol otomano, el golfo
y sus acantilados.
Mas sobre mí las nubes
indescifrables, semejantes a los dioses
de antaño, parejas a las sombras
de mi alma.
Chania, Creta, 26 de enero de 2003.
Por las angostas callejas desiertas,
en la quietud que persigue a la violenta
tormenta, sobre las caducas hojas del ocre
Otoño, fugaz, como el barro en el mar, como
lo que fue y será. Por entre el aire húmedo
y puro, mientras resopla el cielo cual
toro cansado, en círculos asciendo hacia
el refugio de los muertos, domino
los tejados y las trepaderas, los venecianos
palacios y el farol otomano, el golfo
y sus acantilados.
Mas sobre mí las nubes
indescifrables, semejantes a los dioses
de antaño, parejas a las sombras
de mi alma.
Chania, Creta, 26 de enero de 2003.
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20.3.07
Poemario de las islas /3
Oír llover y callarse. Dejemos
que hablen las horas, el cielo
plañidero, el pasado de los otros.
Sentarnos sobre la media mañana;
que nos mareen las olas del faro,
los coches, los pasos, las banderas.
Cerrar los ojos y dormir. Sentir
el susurro de los siglos, el agua
deslizándose en caricias sobre el agua.
Chania, Creta, 26 de Enero de 2003.
Oír llover y callarse. Dejemos
que hablen las horas, el cielo
plañidero, el pasado de los otros.
Sentarnos sobre la media mañana;
que nos mareen las olas del faro,
los coches, los pasos, las banderas.
Cerrar los ojos y dormir. Sentir
el susurro de los siglos, el agua
deslizándose en caricias sobre el agua.
Chania, Creta, 26 de Enero de 2003.
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8.3.07
Poemario de las islas /2
Me ahogo en el mar, cálido
y tormentoso, de mis ojos. Cada
viaje es un paseo en mi laberinto.
Cada sol, un faro en movimiento.
Me pierdo en mi casco viejo,
me pierdo y le tengo respeto
a mi propia catedral. Todo paso
es un salto ciego, cuando se ha
perdido el mapa del alma.
Chania, Creta, 26 de Enero de 2003
Me ahogo en el mar, cálido
y tormentoso, de mis ojos. Cada
viaje es un paseo en mi laberinto.
Cada sol, un faro en movimiento.
Me pierdo en mi casco viejo,
me pierdo y le tengo respeto
a mi propia catedral. Todo paso
es un salto ciego, cuando se ha
perdido el mapa del alma.
Chania, Creta, 26 de Enero de 2003
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24.2.07
Poemario de las islas /1
En enero y febrero de 2003, hace ahora cuatro años, estuve tres semanas viajando solo por Grecia: primero Atenas, luego las islas. Nada más llegar a las islas, empecé a escribir poemas. Vino como una necesidad. Ese cuaderno ma ha acompañado desde entonces y ahora he decidido retocarlo y volcarlo poco a poco en este blog. Espero que lo disfruteis.
Chania, 7 de la mañana
He ahí el mar en su envidiable poderío.
Hasta Él he venido por el último reposo;
deseo mecerme en su sabio silencio.
Hasta el mar he venido en busca
de mí; hasta la Osa Mayor, persiguiendo
el polvo en la arena: lo que queda
de lo que fui. Seré lo que digan
este cielo y sus dioses muertos.
Chania, Creta, 26 Enero 2003
En enero y febrero de 2003, hace ahora cuatro años, estuve tres semanas viajando solo por Grecia: primero Atenas, luego las islas. Nada más llegar a las islas, empecé a escribir poemas. Vino como una necesidad. Ese cuaderno ma ha acompañado desde entonces y ahora he decidido retocarlo y volcarlo poco a poco en este blog. Espero que lo disfruteis.
Chania, 7 de la mañana
He ahí el mar en su envidiable poderío.
Hasta Él he venido por el último reposo;
deseo mecerme en su sabio silencio.
Hasta el mar he venido en busca
de mí; hasta la Osa Mayor, persiguiendo
el polvo en la arena: lo que queda
de lo que fui. Seré lo que digan
este cielo y sus dioses muertos.
Chania, Creta, 26 Enero 2003
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